El caballo es un animal de naturaleza asustadiza y siempre está atento a todo lo que le rodea. En estado salvaje, siempre busca la seguridad de la manada y tiene unos sentidos muy desarrollados. Sus ojos le permiten ver en un ángulo de practicamente 360º , es decir, puede ver todo lo que le rodea a excepción de lo que hay justo detrás de él y por encima de sus ojos, por eso cuando nos acercamos a un caballo, es mejor hacerlo por un lado para que pueda vernos y no se asuste.Ve mejor que nosotros en la oscuridad, aunque le cuesta un poco adaptarse a los cambios de luz, y distingue bien los colores, en especial en verde y el amarillo. Sus oídos son muy sensibles, lo que le hace capaz de reconocer una voz entre un gran bullicio, además sus orejas disponen de una gran movilidad lo que le permite orientarlas según de que lugar llega el sonido aunque también las mueve según su estado de humor. De esta forma sabemos, que cuando el caballo tiene las orejas hacia delante, está atento, y cuando las hecha completamente hacia atrás, enfadado o asustado.
Su olfato también está muy desarrollado llegando a superar al de algunos perros, y les permite a los caballos salvajes diferenciar las plantas venenosas de las que pueden comer. El sentido del tacto es tan sensible que el aleteo de una mosca hace que su piel reaccione al estimulo.
Por último encontramos el "sexto sentido" del caballo, también conocido como sentido muscular. Los receptores de sus músculos, transmiten al cerebro cualquier alteración de la musculatura, sin este sentido, el caballo no sería capaz de coordinar ni calibrar sus patas.
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