Mantener en buen estado los cascos es probablemente una de las partes más importantes en el cuidado de un caballo. La parte más externa del casco, llamada muralla, está formada por tejido muerto, lo cual permite recortarla sin provocar ningún dolor al animal. Es como cuando nosotros nos cortamos las uñas o el pelo. Los tejidos internos que forman el casco, están formados por células vivas con una gran actividad y consumo de nutrientes. Esta parte del casco es muy sensible, por eso enfermedades como la laminitis o heridas profundas son graves y provocan bastante dolor.
El casco crece durante toda la vida del caballo, a una velocidad aproximada de 1 cm al mes(se tarda un año en renovar el casco), por eso necesita revisiones frecuentes para asegurarse de que no está demasiado largo , ni crece de forma inadecuada. Es importante que el casco se mantenga bien hidratado para que conserve su elasticidad y su resistencia, así como es importante que no tenga un exceso de húmedos porque eso facilitaría infecciones y debilitaría la suela.
Para tener unos cascos sanos es fundamental que el caballo reciba una dieta equilibrada, que realice ejercicio y que se realice una limpieza diaria de la cuadra para evitar que se desarrollen bacterias.
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